domingo, 13 de mayo de 2012

Destino Delta del Orinoco

Foto: Felicidad Marín T.
Destino: Delta del Orinoco

Misión: entender realmente como es todo….

El 19 de abril de 2012 me fui al Delta, aunque el viaje empezó desde antes. Cuando me enteré que la escuela fotoarte estaba planeando este destino me inscribí de inmediato, con el temor de quedar sin cupo o de quedar sin tiempo (como me pasó en el anterior viaje al sur del lago) así que sin pensarlo dos veces reservé mi espacio. Desde ese momento empecé a investigar un poco sobre ese lugar, la verdad es que todo lo que leí no me sirvió para mucho, mi ignorancia sobre “lo que era eso” quedó intacta.
Debo reconocer además que el viaje llegó en un momento raro, recién habían operado a mi mamá de la rodilla, quería quedarme con ella pero la verdad es que no iba a hacer mayor diferencia estar o no porque ella se recuperaba bien y mis hermanos estaban ahí. Mi necesidad de control y de mas control me hizo estar muy estresada toda la semana, cansada, contenida y sin agua. La sensación de culpa (sobretodo por desaparecerme al monte cuatro días) junto con las ganas locas de salir corriendo (deseando desaparecerme al monte cuatro días) hacían rara esa maleta; lo que me quedó fue pensar que este 19 de abril si hablaba de firmar documentos de independencia y tal!
Entonces el jueves nos vamos, temo que este relato se va a hacer largo, espero que la capacidad de síntesis me acompañe porque fueron densos estos días… Salimos un grupete de lo más divertido, pura gente chévere, distinta y enérgica. Arlette decía “todos fiebruos” por tomar fotos, y así era empezamos a tomar fotos en el avión.
puerto en San José de Buja, donde empezó todo.
Foto: Felicidad Marín T.
La advertencia era: piensen en que no tendrán donde cargar los teléfonos y estos no les harán falta para nada, protéjanse de la lluvia y la plaga y desconéctense del mundo, veremos la naturaleza. Pues imagínense eso triplicado y tendrán una parte de la realidad. Llegamos a Maturin muy puntuales, luego en carro a San Jose de Buja, el pueblo puerto de donde partiríamos, en el camino y al ver el tiempo nuestra guía pensó que necesitábamos alcohol para amenizar…idea genial, que me decía: negrita en este viaje te vas a divertir!!!. En San José de Buja, nos montamos en un bote que nos llevaría al campamento, no eran muchos peroles pero decían claramente que ahí iban fotógrafos. Al navegar veía solo agua y arboles, solo marrón y verde ví, solo marrón y verde vería en los siguientes días.
En el camino conocí la Bora, que es una planta acuática que se convierte en algo asi como una plaga para los lugareños porque impide el paso en el rio, espanta a los peces y se reproduce rapidísimo. Y conocí a la marea, porque resulta que el nivel agua sube y baja a lo largo del dia, a manera de un reloj natural, para ellos muy normal para mi: espectacular!.
Miguelito en la Bora. Delta del Orinoco
Foto: Felicidad Marín T.
Llegamos al campamento Warowaro Lodge o Guaroguaro Lodge o la casa de Cristof, un francés que se vino hace 10 años con todo y familia e instaló un palafito en un caño en el Delta, se fajó un año y medio a conseguir permisos del Ministerio del Ambiente y sigue alojando turistas, alejando la bora y sirviendo ron Santa Teresa principalmente para extranjeros, porque irónicamente los venezolanos son escasos por estos lados. El campamento tiene las comodidades minims necesarias, está construido muy acorde a la naturaleza del lugar es un palafito o varios palafitos donde hay espacio para dormir, para charlar y compartir, comer e ir al baño. Sin electricidad y con el agua fría y medida, nos pasamos los siguientes 4 días.
Foto: Felicidad Marín T.

Esa tarde fuimos de una a tomar fotos en un caño llamado Arupuna (creo que asi se llamaba, aunque después dejamos de preguntar los nombres de los caños porque Antonio, nuestro guía, siempre nos vacilaba) y debo decir que las fotos en los caños las repetimos varias veces, el viernes nos hicieron levantar a las 5:30 para fotografiar en el caño a las 6 am antes del desayuno, y el sábado fuimos a otro a pescar… se veía puro verde, unos reflejos en el agua divinos y a lo lejos lejos lejos animales silvestres. De estos momentos rescato lo placido del agua, podíamos hacer ruido y movernos en el bote, y el agua un poquito mas allá estaba quieta y reflejaba todo como un espejo; también los animales silvestres que no se dejaba ver, a ellos les gusta su casa en silencio no con motores y ruidos de gente. Esos animales que no pude fotografiar por no tener un teleobjetivo (mala mía) pero que me deleite encontrando, era como cuando las embarazadas ven el primer eco de su hijo: sabe que está ahí entre manchas negras y grises, no lo ve pero sabe que esta ahí en esa confusión de espacio y se maravilla tan solo porque está ahí en algún lugar.
Foto: Felicidad Marín T.

Esa tarde nos llevaron a bañar en el rio, me lance, porque como dice la Valentina Q. la vida se cuenta por los ríos en los que uno se ha bañado. Divina el agua y la puesta de sol! En la noche no revisaron fotos, les pareció que no habíamos tenido muchas oportunidades de fotografiar, pero nos advirtieron que al dia siguiente si… ay mama!
Foto: Felicidad Marín T.

 El viernes luego del paseo tempranero y el desayuno a base de huevos revueltos a manera de perico, arepas y patilla, 8exactamente lo mismo que el sabado y que el domingo) nos fuimos a conocer un campamento warao. En este campamento vivian varios adultos y niños, la verdad no los conté pero los vi muy bien, disfrute de sus sonrisas, de sus artesanías y de la experiencia maravillosa de sentarme en su casa como una visitante. Conversamos con Carmen, una hermosa mujer que tejía moriche, y que le contó a Arianna sobre sus dolencias en las piernas y recibió su cariño. También me intentaron enseñar a estirar o enrollar la fibra de moriche; resulta que es algo complicadísimo, primero se saca de la palma la hebra, luego se hierve, se pone al sol, se alisa, se estira, se enrolla, se vuelve a secar y solo después de eso se puede tejer. Asi que aprendimos a no regatear nada hecho con palma de moriche porque es un trabajon.

Ella me enseñaba a trenzar el moriche y me hacia feliz con su sonrisa.
Foto Arianna Arteaga Quintero
Debo decir que conocer a los waraos y la camina en la selva fueron experiencias muy impactantes para mi. Me vi como un ser pequeñito en el mundo, como una aprendiz, aprendiz de muchas cosas entre ellas la fotografía. Fueron varios los juicios y las impresiones al ver a las mujeres, a los niños, las casas, la comida; y también muchos en los momentos en que me dije “quien soy yo para emitir juicios?  Mira que montón de cosas hay que no conoces, disfruta de verlos y agradece que te han dejado entrar a su casa a tomar fotos”.

Como escuche decir de nuestras guías, es muy difícil ser warao, es un terreno difícil, hay mucha agua y mucha bora, los niños deben trabajar desde muy niños, hay mucha pobreza y también muchas dulces sonrisas.. agradezco haber estado allí.

Foto: Felicidad Marín T.
Y la caminata en la selva, bueno que puedo decir!!! La caminata en la selva se divide en dos, a un lado y a otro de mis miedos. Caminábamos en el lodo, si, en el lodo… yo, que me canso subiendo dos pisos, que me mareo cambiando un bombillo, que grito y me subo sobre la mesa si veo un murciélago, yo caminé en la selva. Sobre las raíces y ramas había que caminar porque todo era muy inestable, iba orgullosa de mi durante los primeros tres metros hasta que me hundí la primera vez, luego la liana de mis tormentos, me dio un miedo brutal sentí que moría (una mezcla exótica de Lupita Ferrer y Delia Fiallo se apoderó de mi) era un miedo real y genuino, pero desproporcionado para lo que era de verdad el vacío charcoso al que me enfrentaba.
Luego de eso me enfrente a mi otro gran miedo (además de las alturas) el ridículo! Yo que me burlo hasta de mi sombra, debo aguantar que me chalequeen hasta morir si me pongo a llorar como una loca.
Y después sigo y me caigo (grito despavorido mediante) les juro por mi madre que lo valía... de hecho tengo una lesión en la rodilla, aquí donde ustedes me ven. Pero bueno seguí, y cuando recuerdo la caminata me río sola de mi y me disfruto cada charquito y cada rama, cada hundida y cada chiste sobre la endemoniada plaga. Y me acepto llorona, semi-valiente y decidida a no quedarme sentada mas nunca sino salir y enfrentarlo.
Esa noche revisamos fotos. Me encantó esa revisión, yo que sufro lo que Arlette denomina “parálisis por análisis”, escogí tres fotos sentidas, lindas y que mostraban lo que vi, aunque no sea evidente y aunque no cumplan siempre con la técnica. Mostrar a través de las fotos lo que ves, lo que sentiste, lo que te impactó de lo vivido es de mis mayores aprendizajes en la fotografía. Esa noche también sufrí de envidia profunda (si ok envidia sana pero envidia al fin) de las fotos espectaculares de mis compañeros, me quito el sombrero, geniales muy creativas, muy profundas, lo más.
Nos dijeron las profes que tomamos muchas fotos, que había una suerte de apunte y dispare desmedido, y nos aconsejaron que pensáramos antes, por eso para mañana…taraaaaán! Deben contar una historia en tres fotos…

la ropa al sol! Campamento warao
Foto: Felicidad Marín T.

Carmen tejiendo
Foto: Felicidad Marín T.
Foto: Felicidad Marín T.

Y el sábado empezó, con dolor de rodilla y de ego, y buscando la historia. Continuando con mi síndrome de parálisis, pues pensé... pensé... pensé... y no daba con nada. Así estábamos muchos, solo hablábamos de la historia y abrazábamos las cámaras con el deseo que ellas nos hablaran y nos dieran la historia. Las profes, tambien Jenni y Clara nos ayudaron con sus ideas.
Foto: Felicidad Marín T.
Yo pensé en algo simple, (muy diferente a mi estilacho) algo que me guste y que sea sencillo, que además sea rápido porque solo me queda una rayita de pila en la cámara. Asi que me fui a la cocina y descubrí a Luis haciendo el pan, un pan divino que no han servido (junto a la patilla) en todas las comidas y que nos ha encantado.
Luis me mostró como hacia la masa y como se cocinaba, en su poco español nos entendimos y les tomé las fotos a él y al pan. Sencillo, allí mismo hice la primera edición y me fui en el bote con el iPhone a visitar a otra familia warao.
Allí nos impactó el hecho de que se habían comido una guacamaya de desayuno, sobre todo después de haber compartido durante estas días con Guaki, una guacamaya con energía de perro, que es la mascota del campamento; ver que una primita de ella fue el desayuno de esta familia nos estremeció el corazón y nos hizo entender que cada quien vive sus circunstancias.
niño warao. Delta del Orinoco
Foto: Felicidad Marín T.
Esa noche fue de fiesta, vimos las historias de todos, nos divertimos, aprendimos un montón con las criticas y nos tomamos unos rones junto a la noche y la plaga. Al dia siguiente fue “dibujo libre” o sea pasen la mañana disfrutando el tiempo, tomen fotos a lo que quieran. Hicimos muchas fotos souvenir, nos tomamos fotos tipo “feisbuc”, Mariflor y Antonio pescaron o al menos lo intentaron, disfrutamos la mañana hasta que partimos a San José de Buja al mediodía.
Foto: Felicidad Marín T.

En el viaje de regreso en bote nos cayó un palo de agua sabroso, que nos despedía del delta con alegría y humedad, la naturaleza nos recuerda quien es la que manda y que nos abraza siempre.
Después de 4 días sin señal de celular, sin luz eléctrica, sin televisión, y sin preocupaciones mayores a cuantas veces te echaste repelente hoy, llegamos a Maturin, prendí el teléfono hable como mi mama y mis hermanas y el cansancio profundo se me transformó en alegría extrema. Lo mas que hacia era pensar en los días anteriores, en lo que hemos vivido y en que debía editar las fotos con urgencia.
Grupo completo. foto de Raul Kobe Briceño
Si me dolía hasta el ultimo musculo, la mitad de ellos por caminar y la otra mitad por reir… agradezco infinitivamente a la vida y a la Escuela Foto Arte y a Arianna por la experiencia, me faltan una adjetivo para definirla, fue sencillamente maravilloso…

Como dicen en warao…YAKERA!

mas fotos mias del delta aquí .. Gracias pro sus criticas!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario