domingo, 11 de septiembre de 2011

..a mi me encanta viajar

Es un hecho, viajar me encanta, me fascina; y por suerte he tenido la oportunidad de hacerlo muchas veces. De hecho en este último mes, en que no he escrito nada en este blog, pensaba: sobre qué puedo escribir? sin duda de lo que mas hago...viajar.
Uno de mis sobrinos me dijo hace un tiempo: "naná, hasta cuando viajas, quédate en un solo sitio, siempre andas de aquí para allá" Y es que es cierto, por diversas razones siempre he andado de aquí para allá.
En principio porque soy, como muchos saben, de carúpano, que queda a 521 km de la ciudad de caracas, donde vine a estudiar hace 18 años, así que para visitar a mis padres o ir de vacaciones debía recorrer esa distancia con bastante frecuencia, al principio como 5 veces al año, hasta que las ocupaciones o diversiones en caracas lo fueron distanciando, y casi siempre iba en autobús lo que hacia mas largo el viajecito.
De mis viajes en autobús guardo recuerdos agridulces; siempre fue divertida la hazaña de subirse al bus, inclusive cuando viajaba por el nuevo circo, que era una real aventura; recuerdo claramente cuando inauguraron el terminal de oriente y cuando "gracias a Dios" descubrí la maravilla de los terminales privados donde el desastre se reducía en alguna medida. También se incluyen (y esta es la parte agri) las muchas veces que los autobuses se accidentaron, chocaron, se detuvieron por pasajeros en la vía, o las veces en que el puente del guapo se cayó o el de cupira o el de caucagua o el de piritu (allí no hay puente pero siempre pasaba algo) sin contar con aquel trágico 16 de diciembre en el que se desaparecieron los pueblos el guapo y el clavo y debimos hacer un recorrido de 18 hrs por los llanos centrales; ah! y las veces que habían colas de 4 o 5 horas en la vía, cuando se volteaban gandolas de gasoil o cuando me tocaba al lado un gordo, un niñito llorón o un borracho.
En fin, fueron buenos tiempos en los que siempre, siempre me alegraba cuando veía el mar a la izquierda, porque eso me decía que estaba cerquita de mi pueblo, y nada se comparaba con la alegría de ver a mi papa en el terminal, esperando a su negrita que llegaba de caracas.
Pasado el tiempo he tenido que viajar por otras razones, de trabajo por ejemplo, en varios de mis trabajos he tenido que ir al interior a hacer cosas, supervisar, acompañar, dar talleres. El Aldeas SOS viajaba muchísimo al Zulia y a Aragua; y ahora que ando como "judío errante" por la vida trabajando donde aparezca el taller, mas aún.
Desde que empecé a trabajar por mi cuenta en facilitación he roto mis propios récords de viajes. Ahora viajo en avión, lo cual hace aun mas divertida mi aventura, porque fácilmente puedo hacer dos viajes un mismo día y deleitarme con las peripecias que hay que hacer en maiquetia para que no te cierren el vuelo, o cuando maravillosamente me toca abordar por la puerta 5 (la mas terrible de todos los tiempos) y que decir de las colas para chequear con solo un muchacha en cada aerolínea. Me he divertido tanto que ya me se lo trucos de cada estación en el viacrucis de los aeropuertos nacionales...me divierto, lo juro.
Pero definitivamente lo mejor de viajar (y por eso lo he dejado de último en este relato) es cuando lo hago por placer, de vacaciones, al exterior... como diría mi hermana a "extranjia, de donde vienen los extranjeros".
La primera vez fue a Argentina, mi sueño hecho realidad, sabrán los que me conocen que amo a argentina y a los argentinos; y a Chile a ver a mi familia chilena. Luego fui a Europa, fui a Madrid, Barcelona y Paris... con mi trabajo en aldeas fui a Colombia, Peru, Honduras, de trabajo y diversión. Podría llevarme muchas paginas hablando de lo que fue estar en esos lugares...verlos con mis propios ojos mas allá de lo que veía en la tele o en las paginas web.
Creo que lo que mas recuerdo de esos viajes es la sensación de "de verdad estoy aquí"...es cierto. Me senté en un banquito en la Plaza de Mayo, en la grama frente a la Torre Eiffel, me recosté de un muro arriba del Arco del Triunfo, me pegó en la cara la brisa fría del mirador en Bogotá, me acosté en la grama de una universidad en Puerto Maderos, pasé la tarde en el patio donde Neruda le escribía a su amada, me comí un pan con queso frente a Notredame, canté una canción de Joaquin en Atocha y me equivoqué de parada en Toledo, comí camarones frente a la playa en Lima y tembló, me morí de frio en una playa del pacífico...fui a un mariposario, si, toque y vi mariposas volar junto a mi en San José, es indescriptible...(en el proximo post les muestro las fotos)... y todas esas veces me detuve a pensar "es cierto, estoy aquí" y disfruté de esas pequeñas cosas.
Una hermana mía dice: "eso es lo único que no nos pueden quitar los ladrones". Estoy de acuerdo. Es uno de mis mayores tesoros, ya que no tengo muchos tesoros materiales (no tengo casi ninguno a decir verdad) tengo esas sensaciones, esos momentos, esos "aquí y ahora" que quedaran conmigo siempre.
Porque aunque odio hacer maletas...a mi me encanta viajar.

FMT

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